Gracias a Nuria Fadrique Chousa por su dedicación a este blog

Cuento año 2012

"TEO Y LUNA, UNA NOCHE EN EL COLEGIO".

Teo tenía 8 años, era un niño rubio, con ojos azules y con una carita angelical: su madre le decía que no se podía ser más bueno, tenía unas gafas rojas que le ayudaban a ver esas cosas que los demás vemos sin ayuda y una sonrisa tímida y pequeña que no utilizaba con mucha frecuencia.
A Teo le encantaba ir al colegio a aprender esas cosas que sus papas no le podían ensañar, lo único que no tenía muchos amigos, todos le consideraban un niño "RARO"; a él le gustaba leer, escribir, oir música clásica, jugar al ajedrez y sobre todo mirar por la noche a las estrellas, preguntándose que habría allí arriba. No le gustaba jugar al futbol, ni los cromos, ni los videojuegos, ni todas las cosas que les suelen gustar al resto de los niños, por eso se pasaba los recreos sentado en una esquina del patio, leyendo libros de astronomía, que sus padres le regalaban, que eran un rato difíciles de entender pero que a él le encantaban.

Un día fueron al laboratorio de ciencias del colegio, para explicar como eran los huesos de las personas ya que allí estaba el amigo esqueleto y descubrió que allí también había un telescopio, él los había visto en la tele, en los documentales que hablaban de las estrellas, sabía que con ellos podrías descubrir las maravillas que se encontraban en el cielo, sintió un cosquilleo en las tripas que le hizo tomar una gran decisión y se dijo:

-Mañana por la noche entraré en el colegio para poder ver las estrellas.

Teo no sabía muy bien como iba a conseguir despistar a sus padres para poder escaparse e ir al colegio y decidió trazar un plan.
Al día siguiente Teo no tenía plan, pero la suerte le acompañaba, sus padres habían invitado a comer a sus mejores amigos: Pablo y Carla, estos tenían una hija: Luna; ella era la mejor amiga de Teo, tenía un nombre precioso, pero además de eso Luna era especial porque era ciega y Teo era sus ojos cuando estaban juntos; él siempre la llevaba de la mano y la describía con todo lujo de detalles todas las cosas que había a su alrededor.
Luna tenía 8 años. como Teo, el pelo largo y negro como el carbón y unos ojos verdes con una luz especial en ellos, sus padres decían que la llamaron Luna por la luz maravillosa que desprendió su mirada cuando nació.

Teo y Luna se pasaron el día jugando, leyendo cuentos y pintando con las manos; pero Luna estaba preocupada porque notaba que Teo estaba "raro" y le pregunto:

- Teo ¿que te pasa?, estás como ausente; bien sabes que yo no veo pero tengo el don de sentir algo extraño en el ambiente cuando alguien intenta ocultarme alguna cosa.

- Nada, nada estoy pensando en mis cosas.

- ¿En tus cosas?- dijo Luna.

-Si, en las estrellas...
Pero Teo no podía engañarla y le contó que se iba a escapar esa noche al colegio, para poder hacer realidad su sueño: ver de cerca el Universo.
- Pero tus padres se van a dar cuenta de que te has ido. - Le dijo Luna.

- No, si tú no se lo dices, están muy entretenidos.

- Esta bien, pero para no decir nada, quiero que me lleves contigo.

- De acuerdo, -dijo Teo, pero tienes que ir siempre de mi mano y no separarte, te prometo que será una aventura inolvidable y te contaré al detalle que se ve por el telescopio del colegio.

- ¡ Que emocionante! -dio Luna, siempre he querido saber como es la luna de cerca.

Ya eran las ocho y media de la tarde y había llegado la hora de marcharse. Teo había preparado su mochila con algo de comida, agua, su linterna del campamento y su libro de astronomía; pero sobre todo había metido mucha ilusión para llevar a cabo su sueño.

-Luna ha llegado el momento de irnos -le dijo Teo.

-¿Estás preparada? ¿Tienes tu bastón-guía?

-Si, todo listo -dijo Luna; con una gran sonrisa.

Teo estaba un poco preocupado porque no sabía muy bien como iba a explicar a Luna las cosas que veía por el telescopio, pero decidió que sobre la marcha conseguiría encontrar la manera y las formas de hacerla entender que era lo que veía, o mejor aún que viese con su corazón las estrellas.

Teo y Luna salieron cogidos de la mano por la puerta trasera el jardín, mientras los padres reían y charlaban en la otra parte del mismo, ajenos totalmente a la huida que los niños estaban protagonizando.

El colegio estaba a quince minutos de la casa de Teo, los niños iban hablando del Sol, de Marte, de la luna y de todas aquellas cosas que iban a ver; llegaron a la puerta principal y Teo dijo:

-Luna vamos por detrás, allí siempre dejan la puerta pequeña abierta para que los mayores entren a jugar al futbol; sólo necesitamos tener suerte y que alguna ventana de infantil esté abierta y entraremos.

-Esta bien -dijo Luna.

-Teo ¿como es el patio de tu cole?

-Pues es grande como tu habitación, nos lo acaban de arreglar, tiene un color azul precioso, han pintado las rayas de los distintos deportes y puesto porterías y canastas nuevas; es igual de precioso que tu sonrisa.

Luna sonreía, la encantaba como Teo la explicaba las cosas, siempre la hacía sentirse especial y es que realmente lo era.

Atravesaron el patio y descubrieron que Mercedes, la señora de la limpieza, había dejado la ventana de la clase de 1º de infantil abierta. Teo ayudo a Luna a subir y después entro él, la altura no era un problema ya que las clases de infantil estaban en la planta baja.

¡¡Por fin estaban dentro!!ya había anochecido y mariposas volaban en el estómago de los dos niños.

-¿ Y ahora por donde hay que ir? -pregunto Luna.

- Tenemos que subir arriba, en la última clase está el telescopio, el aula tiene una terraza de cara a las estrellas.

- Dame la mano ya queda poco ¿de acuerdo?

-Sí vamos -dijo Luna

Iban subiendo con mucho cuidado las escaleras, Teo llevaba la linterna en una mano y la otra apretaba con cariño la de Luna indicándole así que subiera un escalón.

Por fin llegaron al aula de ciencias donde estaba el laboratorio y por lo tanto el telescopio. Teo apoyó la linterna en una mesa y colocó una silla para que Luna se sentara. Hacia una noche magnifica, ya casi había llegado el mes de Junio, el verano llamaba a la puerta con sus cálidas noches: así pues Teo decidió sacar el telescopio a la terraza, desde allí tendrían mejor angulo de visión.

Cuando consiguió colocar todo como él quería cogió a Luna de la mano y la llevo a la terraza.

-Luna ya estamos preparados para la acción - le dijo.

-¡¡¡Estupendo!!!! -dijo Luna muy entusiasmada.

Teo abrió su libro de astronomía y comenzó a girar el telescopio para poder ver la Osa Mayor, y allí estaba!!!! más cerca que nunca, es una de las constelaciones mas significativas, llena de estrellas formando distintas figuras; entonces Teo cogió las manos de Luna y le dijo:
-¡Luna! recuerdas como eran los muñecos que hicimos el verano pasado en la playa?
-Si, si; ella sentía en sus manos las formas de un perro, un gato, un león ... y sonreía, sus ojos siempre eran sus manos y con ellas podía percibir muchísimas sensaciones que los demás percibimos con la vista, pregunto a Teo si así eran las estrellas,formando dibujos en el cielo.

Los dos estaban disfrutando mucho de aquellas sensaciones, de repente Teo vio caer una estrella fugaz y la dijo a Luna:

-Corre Luna pide un deseo, acaba de pasar una estrella fugaz.

Luna apretó los ojos y deseo algo con todo su corazón al tiempo que le preguntaba a Teo como era una estrella fugaz.

-Pues es como..... tu pelo cuando hace un día de mucho viento

Ja, ja, ja, ja rieron los dos niños, en ese momento un resplandor apareció a sus espaldas, Teo se giro y se quedo sin palabras, Luna presintió que algo sucedía pero no dijo nada, ante ellos apareció un niño poco más o menos de su edad con el pelo rubio como el sol y unos ojos azules poco naturales.

-¡Hola chicos! soy el Duende de las Estrellas.
Teo apenas podía respirar, se acercó a Luna intentando protegerla de aquello que pudiera pasar, sin saber muy bien si era un sueño o una realidad; de repente el niño de ojos azules volvió a hablar:

_ No tengais miedo, estoy aqui para enseñaros el Universo como nadie nunca lo ha visto. Teo, sientaté al lado de Luna y agarraros de las manos. _Dijo el Duende.

Sin saber como, de repente, el Duende hizo un giro con su mano y apareció delante de ellos el Universo en pleno, era como estar flotando en el espacio. Allá donde mirasen todo era estrellas y planetas.

_ ¿ Luna que sientes? _ le preguntó Teo.

Luna no decía nada, Teo se volvió a mirarla y vió que tenía los ojos tan abiertos que algo raro sucedía; al cabo de unos momentos Luna dijo:

_ Teo, Teo estoy viendo la Luna¡¡¡¡¡¡¡

Teo asombrado le pregunto

_ ¿ Y como es?

_ Es preciosa, grande, con agujeros, crateres, rocas... pero lo que más me gusta es su sonrisa, parece que me conoce.

Teo miró al Duende sin comprender muy bien lo que pasaba y este sonriendo se acerco y le dijo:

_ Ella todo lo vé con el corazón, yo sólo la estoy ayudando un poquito a que todo sea más real.

Y así, Luna, por primera vez era la que le explicaba las cosas a Teo, aunque él lo veía prefería dejar a Luna que se lo contara.

_ ¿ Teo ves? allí esta Venus, no tiene ninguna luna y es una zona volcanica. El Sol es precioso todo anaranjado y desprende mucho calor. Marte es el más parecido a la Tierra y es conocido como ¨el planeta rojo¨, mira¡¡ Saturno con sus 7 anillos es grandioso, Jupiter es el más afortunado tiene 63 lunas, todas ellas con sonrisa, que nos miran sin parar.

Luna hablaba y hablaba, irradiando felicidad en cada una de sus palabras, Teo no dejaba de mirarla sin perder detalle de lo que decía, parecía que estuviera dando un paseo alrededor de todos los planetas, repitiendo todas aquellas cosas que Teo le había leido tantas veces en sus libros de astronomía.

Pasado un buen rato, cuando los dos niños hablaban ensimismados de las estrellas y su belleza, el Duende dijo:

_ Ya es hora de marcharme, pero antes de irme quiero que cerréis los ojos y pidáis un deseo.

Los niños agarrados de las manos cerraron los ojos y apretándose con fuerza desearon...... y el Duende se marcho.

_ Teo, Teo, despierta, que es hora de ir al cole _dijo su madre

Teo abrió los ojos y entre dormido y despierto se preguntaba que había pasado, todo era un sueño, pensó decepcionado, pero él tenía la sensación de que era muy real.

Cuando iba hacia el colegio, en el coche con su madre, esta le dijo:

_ Teo esta tarde vamos a ir a ver a Luna al hospital, que despues de la operación, hoy la quitan las vendas, ¡ojala! ya pueda ver .

De repente algo brincó dentro del estomago de Teo, pero no dijo nada; paso el día en el colegio con la sensación de que algo importante iba a pasar y recordando su sueño al milímetro.

Por fin llego la hora, su madre le recogió como todas las tardes y se fueron al hospital donde estaba Luna; al llegar Teo no quería entrar, estaba muy nervioso, la mama de Luna se acercó y le dijo:

_ ¿Teo que te pasa? ¿no quieres ver a Luna?; pues ella está deseando ver como eres.....

Teo la miró y ella le sonrió, no necesito más para saber que la operación había sido un éxito, salió corriendo y entró en la habitación como un rayo.

_ Teo, justo como te imaginaba _ dijo Luna.

Los niños se abrazaron y sin decir nada miraron hacia la ventana.

Alli estaba, apareciendo por el horizonte, redonda como una galleta, brillante como un diamante, preciosa y majestuosa como una mariposa, y a su lado un pequeño duendecillo de preciosos ojos azules, que les guiño uno de ellos y les sonrió.

Y así, Teo y Luna vieron cumplido su deseo: que Luna pudiera ver siempre, sin ayuda, las maravillas del mundo y del Universo que el Duende les enseño.


FIN Nuria Fadrique Chousa