Gracias a Nuria Fadrique Chousa por su dedicación a este blog

Gracias a Nuria Fadrique Chousa por terminarnos este bonito cuento titulado "El rey más feliz del mundo".

SOLIDARIDAD: Apoyo a las personas que se encuentran en una situación difícil.
De esta manera comenzó la clase, Julia, la profesora de sexto curso de primaria. Las noticias de la mañana decían que en el país de la tristeza necesitaban grandes sesiones de sonrisas, que había que ser solidarios y ayudar a los demás a sonreír.
Julia trataba de hacer comprender a sus alumnos el significado de una palabra que acababa de llegar a su vocabulario, ya que ellos vivían en el país de la Felicidad.
  -¿Y por qué no saben sonreír?- preguntó Ángela.
 Julia había nacido en el país se la Tristeza y sabía perfectamente como era sentirse inferior a su país vecino y además ver como nadie era capaz de ir a ayudar a sonreír.
- Ángela, allí nacemos con un estigma predeterminado; hace muchísimos años, tuvimos a un rey llamado Tristán; su madre murió siendo él muy niño y su pena fue tan grande que cuando llegó a ser rey prohibió las sonrisas.

- ¿Y por qué nadie intentó decirle a Tristán que su madre lo iba a querer siempre, incluso desde el cielo, y que lo iba a cuidar desde allí toda su vida? De esa forma nunca habria prohibido sonreír. - Volvió a preguntar Ángela.
La maestra Julia no conseguía que sus alumnos, criados con esa manera de pensar, tan alegré y optimista, comprendieran. De manera que contestó:
- No es tan fácil, imaginaros que en vez de pensar de esa forma, vosotros creyeseis que vuestra madre os había abandonado, y que no la volveríais a ver. Que se había ido dejándoos solos.  - Y observando que todavía no lo entendían, concluyó:  
- Imaginar que además nadie os dice lo contrario, y continuáis pensando igual, a pesar de que antes, vuestra madre os  hubiera querido más que nadie. 
Entonces, comprendió que todos habían entendido, porque la miraban con carita de tristeza. De modo que a continuación para alegrarlos, los dijo:
 - Pero vosotros sabéis que esto, no es verdad, y que lo cierto es lo que ha dicho Ángela antes. - Después de esta palabra casi mágicas, todos volvieron a reir. Todos menos una niña, aquella era Ángela. 
Y es que Ángela había comprendido, y entendido que había que sacar de su error a toda la gente del país de la Tristeza, pero ¿cómo?, se preguntaba la niña. Cuando de repente algo sucedió.
En ese momento sonó el timbre y terminaron las clases, Ángela seguía triste, pensando porque nadie se lo explico a Tristán.
Decidió, de camino a casa, que ese fin de semana se acercaría al País de la Tristeza, estaba dispuesta a hacer comprender a mayores y pequeños que todas las mamas adoran y quieren a sus hijos, allí donde ellas estén.

Ángela convenció a sus padres para que fueran solidarios y el sábado a primera hora salieron hacia el país vecino. Después de una hora de camino divisaron a lo lejos el castillo de Tristán; él ahora era un viejecito tristón y solitario que se había pasado la vida luchando contra sus propios sentimientos y había perdido la batalla y estaba solo.
Ángela, en los últimos días, estudió como podía hacer recuperar la sonrisa a todos los habitantes de aquel país y llegó a la conclusión que tenía que atacar el problema de raíz: Tristán. Si conseguía hacerle sonreír y todo su pueblo le veía entonces todos recuperarían la sonrisa.
De ese modo Ángela despisto a sus padres al bajar del coche y pregunto a una niña triste que caminaba por allí: 
- Podrías decirme cómo puedo llegar al castillo del Rey Tristán.
- ¿Pero tú estás loca? El Rey no quiere ver a nadie y es imposible que puedas entrar, la guardia es muy fuerte y las cámaras y los perros no te lo pondrán nada fácil.
- Seguro que tú sabes cómo podía llegar, ¿te gustaría ayudarme?
- Puede, pero ¿tú quién eres? y ¿por qué quieres ver al Rey Tristán?
-Yo soy Ángela y voy a conseguir que todo el mundo vuelva a sonreír, incluido vuestro temido y adorado Rey Tristán.
De esa manera las dos niñas caminaban calle arriba, hasta llegar a las puertas de entrada del castillo.
-¿Y ahora qué? -dijo Ángela.
- Tú tranquila, vamos a ir por la puerta de servicio y rezaremos para que nadie nos vea, los criados son más tristes aún que el resto del país; dicen que por pasar tanto tiempo cerca de Tristán.
Ángela no podía creer lo que oía y tenía la sensación de que el reto que ella sola se había planteado iba a ser más difícil de lo que ella creía.
- ¿Cómo te llamas? todavía no me lo has dicho -pregunto Ángela.
- Me llamo Soledad, mi madre dice que es como se sentía la gente el día que yo nací, ya que nadie nunca nos ha intentado ayudar, por eso me resulta tan extraño que tú quieras hacerlo sin ningún tipo de interés.
- Bueno pues a partir de ahora, ya no te sentirás sola, ni tú ni nadie del país, vamos a  luchar porque el Rey Tristán vuelva a sonreír. Una de las cosas más hermosas e importantes entre las personas es la SOLIDARIDAD, y vamos a empezar a practicarla.
 
Como dos ratoncillos traviesos Ángela y Soledad atravesaron la puerta en un abrir y cerrar de ojos y cuando se dieron cuenta ya estaban en el salón principal de Palacio. Soledad dijo:
 
- Busca al Rey, yo me quedaré vigilando que no vengan los guardias o algún criado; silbaré tres veces seguidas si se acerca algún peligro. -¡¡¡¡Corre vete!!!!!!  y que tengas suerte.
-Ok, pero no te vayas sin mi ¿de acuerdo?
- No te preocupes no me iré sin ti.
Ángela subió las escaleras principales a toda velocidad, con el corazón en un puño, pensando cómo sería el Rey Tristán. Cuando llegó al final de la escalera se encontró delante de un gran pasillo lleno de puertas a ambos lados ¡¡¡¡ y tenía que elegir UNA !!!!!.
 
Sin pensarlo dos veces se decidió por una puerta de color verde, en la cual había un cartel de muchos colores con letras infantiles en el que ponía: "PRINCIPE TRISTAN", al abrir, allí estaba, sentado en una silla frente a una ventana con la mirada perdida, se giró y .......
-¿Quién eres tú y que haces aquí? -pregunto el Rey con un tono muy enfadado.
- Soy Ángela majestad y vengo a ayudarte.
- Yo no necesito ayuda, ¡vete! antes de que llame a los guardias; ¡¡¡¡¡niña insolente!!!!!!
Ángela pensó como podía ganarse la confianza de Tristán, al menos durante unos minutos, y tan solo le dijo:
-Yo sé porque eres tan triste y amargado, tienes a tu pueblo sometido a tu tristeza, no eres un buen Rey; los buenos reyes desean ver a su pueblo feliz y tú eres un egoísta que sólo sabe compartir su tristeza.
Con su discurso Ángela consiguió conmover a Tristán y este abrió su corazón y dijo:
-Yo no quiero ser así, pero nunca comprendí porque mi madre se marchó.
Ángela aprovechó la oportunidad y tendió su mano al Rey escuchando su versión de la historia.
Cuando mi madre murió mi corazón se quedó vacío, intenté encontrar una razón para ser feliz pero no la encontré, lo que más echaba de menos eran sus besos; todas las mañanas me despertaba con muchos chiquitines y por las noches al acostarme me daba uno tan grande que arropaba mi corazón hasta la mañana siguiente; nunca he aprendido a vivir sin ellos.
Entonces Ángela pensó en la manera de darle un beso tan grande que valiese por todos aquellos que no había recibido en esos años.
-Mi madre siempre dice que los besos salen del corazón, que no cuesta nada darlos, que por las noches el corazón los fábrica y siempre tenemos besos para repartir a todo aquel que queramos dar. -Conto Angela
Tristán la escuchaba con atención y una lágrima resbaló por sus mejillas, entonces Ángela comprendió que tenía que hacer todo lo posible por construir un beso gigante.
-Te prometo, Rey Tristán, que recibirás una sorpresa tan grande que ya nunca volverás a estar triste y serás el Rey más feliz y bueno de toda la historia; tu reino se llamará el reino de las Sonrisas y la Alegría. -Dijo Ángela.
Tristán la miró y con sus ojos envió un mensaje de esperanza e ilusión, entonces Ángela se marchó prometiéndole que volvería en poco tiempo.
Ángela llegó al punto de encuentro donde seguía esperando Soledad, le contó lo que había sucedido y Soledad se quedó totalmente alucinada y la preguntó que pensaba hacer.
Era la época en que los campos están repletos de amapolas y de vuelta a casa Ángela pensó como podrían hacer un corazón gigante en el patio del castillo lleno de besos de colores a su alrededor; visualizó la idea y la encantó; al cabo de unos días toda la ciudad conocía la idea y estaban encantados de ayudar; ahora el reino de la Tristeza tendría que colaborar y guardar el secreto para que el Rey no se enterara hasta el último momento.
La encargada de dar a conocer el plan era Soledad y decidió dar un discurso en la plaza del pueblo; todos los ciudadanos escuchaban atentos y sorprendidos pero muy ilusionados por volver a recuperar la sonrisa. Todos estaban dispuestos a ser solidarios con el Rey y ayudar y colaborar en todo lo que fuera necesario.
Las madres el país de la Tristeza pensaban que tendrían que enseñar a sus hijos pequeños a sonreír, y eso las hacía muy felices; ellas junto con las madres del país de la Felicidad debían recoger todas las amapolas que pudieran y llevarlas a las plazas de los países correspondientes.
Los hombres de ambos países construirían un armazón con forma de corazón que colocarían en el patio del Palacio con la ayuda de los guardias.
Todos los niños y niñas debían recoger todas las flores del campo que pudieran y coserlas para crear muchos besos de muchos colores.
Nunca había habido tanta animación en ninguno de los dos países, todo el mundo trabajó sin descanso para conseguir el mayor corazón del mundo rodeado de un millón de besos.
Ángela y Soledad estaban muy nerviosas porque se acercaba el día señalado para darle la gran sorpresa al Rey; los guardias tenían orden de colaborar en todo lo necesario. Aquella mañana del 31 de agosto todo el mundo sabía lo que tenía que hacer: los hombres trasladaron el armazón con un gran remolque; las amapolas fueron en varios camiones y los besos los niños los llevarían en cestas para que no se desmontaran.
En la puerta del Palacio estaban Ángela y Soledad agarradas de las manos rezando para que todo saliera bien; después de varias horas de trabajo por parte de todo el mundo todo estaba listo; ese día el Rey Tristán volvía de un viaje y se encontraría con el mejor regalo de su vida, además todos los habitantes de los dos países estarían allí para ayudarle a sonreír.
Sobre las 5 de la tarde todo estaba terminado y una gran lona lo cubría; el esfuerzo y la amistad todo para dárselo al Rey.
Una señal de trompeta indicaba que ya llegaba el Rey y entonces se agarraron de las manos esperando a que apareciera en el balcón y viera el regalo tan maravilloso que todos habían preparado.
Ángela le estaba esperando en la puerta de la habitación donde aquel día le encontró tan triste y apagado.
-¡Hola! le dijo

- He vuelto como te prometí, y quiero que me acompañes al balcón principal, hay algo que quiero enseñarte.
Tristán no estaba muy convencido, él sólo quería encerrarse en su habitación y seguir sumido en su tristeza, pero alguna extraña razón le empujo a acceder a lo que aquella chica le pedía. Cuando se abrieron las puertas de la balconada la lona descubrió un corazón rojo como la sangre e inmensamente grande rodeado de miles de besos de varios colores; aquello supuso para el Rey la visión más increíble que nunca había visto, ver aquella obra de arte y a todo el mundo a su alrededor, grandes y chicos, agarrados de las manos esperando una sonrisa, le hizo pensar que nunca más podría dejar de sonreír, que su madre desde el cielo le decía que fuera un buen Rey y ante todo que fuera feliz e hiciera feliz a sus ciudadanos; entonces sucedió lo que durante tanto tiempo todos habían estado esperando: el Rey Tristán esbozó una gran sonrisa y lanzó un gran beso al aire, de esa manera todo el mundo estalló de júbilo todos sonrieron incluso aquellos que no sabían hacerlo porque nadie les había enseñado, las sonrisas salieron solas.
La profesora Julia, desde una esquina del patio, sonreía muy feliz porque la gente del país de la Felicidad había comprendido a la perfección el significado de la palabra SOLIDARIDAD; y desde aquel día, hasta la fecha, el reino de la Felicidad y el reino de las Sonrisas y la Alegría viven felices y unidos y siempre se ayudan los unos a los otros e intentan se solidarios con otros reinos cercanos.
¡¡¡¡¡¡AH!!!!!! y el Rey Tristán se convirtió en el Rey más feliz del planeta, porque ahora sabe que su madre desde el cielo todas las noches le envía un beso enorme y todas las mañanas unos besos chiquititos, además sabe que todos sus ciudadanos siempre cuidarán de él y de su sonrisa.